¿ La Responsabilidad Social Empresarial y sus enfoques?
Por: Luis Pareja Sedano
En la actualidad, el desarrollo
y la globalización han incrementado la exigencia social de un
comportamiento empresario más responsable.
Cada vez con mayor frecuencia, las empresas son vistas como ciudadanos corporativos[1]
(empresas que cuentan con derechos y responsabilidades sociales
básicas, éticas, laborales y medioambientales, que van más allá de la
maximización de ganancias de corto plazo) por sus stakeholders (grupos
de interés relacionados con la empresa), quienes vigilan y presionan a
las compañías para que éstas avancen en el ámbito de la RSE, de manera
tal, de asegurar su permanencia dentro del mercado.
Tradicionalmente,
se consideran dos grandes enfoques de la Responsabilidad Social
Empresarial que corresponden a la posición Liberal y Social, entre los
cuales coexisten otros, que pueden clasificarse en diversas posiciones
intermedias, los que serán revisados destacando aspectos que nos
permitan congregar un enfoque integrado y de aplicación respecto al
desempeño actual de las empresas en el ámbito relativo a estas
prácticas.
La posición Liberal, es defendida principalmente por Milton Friedman, la cual postula que “existe una y sólo una responsabilidad social de la empresa, que es usar sus recursos y energías en las actividades diseñadas para incrementar sus beneficios, siempre y cuando permanezca dentro de las reglas del juego, es decir, esforzarse por una libre y abierta competencia, sin engaños ni fraudes”,
apoyándose en la teoría de “la mano invisible” de Adam Smith, que
señala que la interacción de los individuos en el mercado, guiados por
sus propios intereses conducirán al bienestar general de la manera más
efectiva y eficiente que si cualquier otra entidad o institución
quisiera intervenir en esta dinámica. En este sentido, plantea a la
doctrina de la RSE como fundamentalmente subversiva, pues distorsiona el
funcionamiento del mercado generando ineficiencias en la asignación de
los recursos disponibles.
La posición Social, en cambio, está basada en una
naturaleza de la empresa mucho más amplia, en la que incorpora la
relación de la entidad con diversos grupos e instituciones que integran
el contexto social. En este ámbito, se visualiza a la empresa como un
nuevo centro socializador que será responsable no sólo de las ganancias
de los accionistas, sino que también del bienestar de la sociedad en la
que se desenvuelve. Este enfoque se apoya en los planteamientos de
Archie Carroll[2],
quien manifiesta que el accionar de las empresas se ha enmarcado dentro
de cuatro categorías progresivas de RSE referentes al desempeño
económico, legal, ético y discrecional[3].
La primera de ellas es de índole económica, pues al producir de manera
eficiente generará riqueza, contribuyendo así, al desarrollo nacional,
esperando que su desempeño se supedite a las leyes y reglamentos
establecidos, con el fin de normar y regular su campo de acción, así
como también a las normas éticas y valóricas establecidas socialmente;
deseando además, que en un nivel superior tenga orientaciones
filantrópicas impulsadas por el interés corporativo con el fin de dar
ayuda y solución a problemas de orden social. Estas cuatro categorías
dan un lineamiento de las expectativas que la sociedad, en general,
tiene del sector empresarial o las mismas corporaciones.
Los planteamientos intermedios a estos, corresponden a los enfoques: Iluminado del Self-Interest; de las Instituciones Sociales; de la Moral Personal; Legal; de la Ciudadanía Empresarial; de los Stakeholders; basado en la Virtud; y el Teológico o Religioso. De
estas visiones, se ha considerado algunos aspectos de cuatro de ellos,
los cuales se apoyan y confluyen a la creación de un enfoque más amplio,
orientado a la aplicación actual de las políticas socialmente
responsables.
De acuerdo al “Enfoque de los Stakeholders”, las
responsabilidades de la empresa no sólo se limitan a los accionistas,
sino que involucra un grupo más amplio denominado “stakeholders”, en el
cual se encuentran todos aquellos grupos en los que impactan las
actividades de la empresa, quienes permiten su existencia y además el
logro de los objetivos de la misma, correspondiente a la maximización de
las ganancias, tal como señala Elizabeth Vallance[4] quien plantea que “el propósito de los empresarios es la maximización del owner value de largo plazo”,
que corresponde al valor de la empresa en términos de los beneficios de
largo plazo reportados a los accionistas. Por esto, mantener buenas
relaciones con los stakeholders, y como manifiesta Sir Geoffrey Chandler[5],
contar con guías éticas que regulen las actividades empresariales,
darán las pautas de sobrevivencia de la organización en un entorno
competitivo en el largo plazo, ayudando a la consecución del objetivo
empresarial.
En un sentido similar, el “Enfoque iluminado del Self-Interest”, desarrollado por Aram[6]; Arlow y Gannon[7]; y Mescon y Tilson[8],
plantea ala RSE como una estrategia que ayuda a alcanzar el éxito o la
maximización de beneficios, al promover una respuesta positiva por parte
de la sociedad a cambio de tales prácticas. Sin embargo, para que esto
ocurra será necesario que la comunidad conozca el comportamiento
corporativo responsable de la empresa, lo cual demandará un análisis
exhaustivo frente a los costos asociados a las iniciativas responsables y
su comunicación, versus los potenciales beneficios que se podrían
alcanzar, en el entorno de un contexto competitivo. Es así, como la
comunicación del compromiso y actividades en materia de responsabilidad
social que mantienen las empresas, se convierte en una pieza fundamental
para la maximización de los beneficios; siendo relevante considerar qué
comunicar, cómo y a quién. Para lograr una comunicación efectiva[9],
existen elementos esenciales a considerar como la credibilidad y la
transparencia de lo que se está informando, considerando también que se
debe comunicar de forma simple eventos pasados que hayan sido exitosos,
diseñando especialmente estrategias comunicacionales para cada
stakeholders.
Así planteados, los dos enfoques anteriores convergen en la RSE como una herramienta que apunta al logro de los objetivos organizacionales, tomando en cuenta consideraciones vistas desde distintas perspectivas, sin que sean excluyentes entre ellas.
Así planteados, los dos enfoques anteriores convergen en la RSE como una herramienta que apunta al logro de los objetivos organizacionales, tomando en cuenta consideraciones vistas desde distintas perspectivas, sin que sean excluyentes entre ellas.
Sin embargo, también podemos considerar en un ámbito complementario, aristas del “Enfoque Legal” y del “Enfoque de la Ciudadanía Empresarial”, como
elementos reguladores del accionar de las empresas, considerando por
una parte, que desde una perspectiva legal las entidades al ser creadas y
validadas por ley, deben actuar conforme a las reglamentaciones
establecidas por la sociedad; y por otra parte, que en su calidad de
ciudadanos corporativos deben ser capaces de desempeñarse de tal forma
que contribuyan al bienestar comunitario, actuando responsablemente en
todas y cada una de sus actividades.
Reuniendo los aspectos anteriores de las visiones citadas, podemos aglutinar tales perspectivas en un enfoque integrado,
en el que señalamos a la RSE como una herramienta estratégica que ayuda
a la consecución del objetivo corporativo de maximización de
beneficios, incorporando en sus consideraciones no sólo a los
accionistas, sino a todos los grupos de interés, que darán las bases y
la posibilidad de la existencia de la empresa en el largo plazo, al
actuar en un mercado competitivo. Sin embargo, para que las acciones
realizadas logren los propósitos buscados, será necesario que las
entidades encuentren la manera de comunicar su actuar responsable a los
stakeholders, de manera efectiva, y se preocupen de realizar sus
distintas actividades e iniciativas dentro del marco legal
correspondiente.
En los últimos años, se han gestado numerosas organizaciones no
gubernamentales en el mundo, que promueven e incentivan las buenas
prácticas empresariales en lo relativo a lo social, laboral,
medioambiental y de derechos humanos, las cuales junto al desarrollo de
nuevos medios de comunicación y a la creciente globalización exigen
mayor responsabilidad de las actividades empresariales, por lo que se
han creado diversos indicadores en esta materia tales como Ftse4Good[10] y Dow Jones Sustainability[11], que permiten evaluar los comportamientos corporativos.
Estas exigencias en conjunto con el enfoque planteado contribuyen a
la construcción de un concepto integrado de RSE que hoy se aplica a la
gestión de las empresas tanto públicas como privadas, observándolas como
entidades multifuncionales que deben ser capaces de responder a los
requerimientos sociales, culturales, ambientales y legales, así como
también a sus tradicionales labores de producción y generación de empleo
y riqueza; lo cual en conjunto significa que las empresas deben
integrar el desarrollo de sus funciones internas y externas
simultáneamente, bajo la consideración socioeconómica que hoy orienta el
accionar de las entidades.
La mayor relevancia que ha adquirido el concepto de RSE, de acuerdo a Teixidó y Chavarri[12],
ha sido posible gracias al cambio en la concepción de las
organizaciones respecto al modelo corporativo que las identificaba. En
este sentido, se ha transitado desde una perspectiva técnico-utitarista,
de orientación principalmente económica, hacia una visión
plurifuncional de la empresa, en la cual desempeña un enfoque
socioeconómico más amplio. Así también, se ha observado un cambio en la
labor realizada por empresas de países en vías de desarrollo, en los
cuales principalmente se efectuaban acciones sociales (llamadas también
Inversión Social), catalogadas como caridad o beneficencia, las que
tendían a ser confundidas con la noción de RSE. Esta situación hoy se ha
visto esclarecida, entendiendo que la Inversión Social es parte de la
RSE, pero que éste último término va mucho más allá de las acciones
sociales, ampliándose a la consecución del desarrollo sustentable,
mediante el cual se logre en forma conjunta el equilibrio
medioambiental, integración de la sociedad y crecimiento económico.
De este modo, hoy se pone énfasis en aspectos tales como el interés
común de la sociedad y su calidad de vida, el buen uso y conservación de
los recursos, y un rol activo del gobierno e instituciones
gubernamentales; situando a las organizaciones como unidades integradas
dentro de un sistema abierto con el cual interactúan y del cual
dependen.
Así vemos que las firmas ya no sólo tienen obligaciones con los
accionistas, sino que se ha ampliado hacia nuevos frentes de
responsabilidad que involucran a toda la comunidad debido a que en ella
convergen diversos grupos de interés, tales como socios y accionistas,
empleados y sindicatos, clientes y consumidores, gobierno y entes
reguladores, comunidad, sociedad, líderes de opinión, grupos de interés
público, asociaciones comerciales, competidores y proveedores, entre
otros.
[1] Basado en: “The Center for Corporate Citizenship at Boston College” (URL: http://www.bc.edu/centers.html)
[2]
“Business & Society: ethics and stakeholders management”; Carroll,
Archie and Buchholtz, Ann K.; South-Western College Publishing, 1999.
[3] Ver Pirámide de Carrol: Anexo 1
[4] “Business Ethics at Work”, Cambridge University Press, 1995.
[5] “Business Ethics”, A European Review, 1996.
[6] “The Paradox of Interdependent Relations in the Field of Social Issues in Management”, Academy of Management Review,1989.
[7] “Social Responsiveness, Corporate Structure and economic performance”, Academy of Management Review, 1982.
[8] “Corporate Philantropy: A Strategic approach to the Bottom Line”, California Management Review, 1987.
[9]
“Maximizing Reputation Benefits of Corporate Social Responsibility
through effective Communications”, Canadian Business of Social
Responsibility (CBSR), 2004.
[10]
Índice elaborado por FTSE (Financial Times Stocks Exchange, entidad
independiente que crea y gestiona índices bursátiles de todo el mundo),
para medir el desempeño de las compañías reconocidas globalmente por sus
estándares de responsabilidad corporativa y que además cumplen con una
serie de requisitos medioambientales, de diálogo con los stakeholders y
de respeto a los derechos humanos. Este índice tiene por objetivo
alentar inversiones socialmente responsables y, a la vez, generar
recursos para el Fondo para la Infancia de la ONU (UNICEF) (URL: www.ftse4good.com).
[11]
Índice elaborado por Dow Jones Indexes, STOXX Limited y SAM; del cual
ya forman parte compañías que están en el Dow Jones Stock 600 Index, y
que además cumplen con una serie de requisitos en materia de
sustentabilidad, siendo líderes en esta materia. Esta familia de índices
comprende un índice global, tres regionales y uno del país. La
evaluación de la sustentabilidad comprende un análisis de múltiples
factores tanto sociales y medioambientales como económicos; con lo cual
se otorga una puntuación determinada a cada compañía para la posterior
elaboración de un ranking de sustentabilidad por industria. (URL: http://www.sustainability-indexes.com).
[12]
“La Responsabilidad Social Empresarial: Repensando el papel de la
empresa a inicios del siglo XXI”, Revista Filantropía y Responsabilidad
Social en Chile, N°2, PROhumana.